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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Solo, y no de vos...

Todas las mañanas siempre que puedo, bueno, para ser sinceros cuando vos me dejas, hago un recorrido a pie por la órbita lunar... quizá y no es la mejor forma de divagarme o dejarte de pensar, pero a medida que me adentro en los campos del costado norte, si es así que se le puede llamar a las grandes parcelas de roca y cráteres que hay en toda la superficie de la luna, me abstraigo en el paisaje y por un breve instante pienso: Aun no es el momento para volverte a encontrar... despierto súbitamente y por un breve instante me siento solo, y no de vos, sino de "Dios", pues aquí no le conocen y aseguran que jamás existió.

La diferencia entre tu alma y un millón de peces

Quizá y las cosas no son lo que parecen, como las ves, como se sienten, y como actuar  ante la vida y sus reveces. Tal vez las horas no son tan cortas cuando la noche ante tu boca duro quizá 18 meses. Que va, eran segundos… pero  la diferencia entre tu alma Y un millón de peces es igual a uno, y a la vez ninguno. De vez en cuando perdemos el sentido de la ubicación olvidas mi nombre, te beso, nos besamos, recargamos y de nuevo a la acción. En tres partes dividimos cada día, y los cuento de dos en dos. De vez (30) en mes te miro y de las ganas muero por vos… ¿Quién viene hoy? ¿Quién no llego? Preguntas vos, pregunto yo ante el girar de un loco mundo que no es ni mío y tampoco tuyo… es de los dos. Y hoy por hoy  solo somos vos y yo.

Bolero vespertino

Bolero vespertino Cabizbajo, taciturno. Entre tanto apelativo El soneto es más agudo. Bolero viejo Empedernido. Canción de anoche  Sonar nocivo. Bolero nuevo Cantar  de niños Se va de pronto Tal vez no vino. Quizá y ya no, Tal vez, no quiso Se fue quedando… Y se hizo ritmo.

La relatividad, y los absurdos de tu mente sumados a los absurdos de la mía...

La relatividad, y los absurdos de tu mente sumados  a los absurdos de la mía, se volvieron utopía en el momento mismo en que tu mente y mi cuerpo sucumbían…  Cuando la noche lenta y proporcionalmente fallecía, y en tu vientre la tangente del milagro de la vida, en esta ecuación se  concebía. La necesidad de tu piel y mis manos en tus mejillas, se extraviaron en la bruma de tu nombre, en el deseo de todo  hombre, por al menos encontrar el amor una vez en su vida... Cambiando de un momento a otro mi postura ante la dinámica y amplitud de los días. Las leyes de la vida se simplifican ante lo complejo de las circunstancias y sin razones previas la ciencia se claudica, cuando la física no entiende y mucho menos explica, la lógica de tus besos y su efecto en esta boca, que  por obra y gracia de tus labios, empiricamente hoy declaro, bendita.