Bajo tu tenue luz descansan las cigarras, Las hojas caen lentamente Y de ti sobreviven mis mañanas… El hombre jugando a ser un Dios Y Dios reencarnando en forma humana, Tu mundo fallece de sueño Y en su presencia La marea se agiganta. Dulce placebo el de tus labios, Miel que sabe amarga... Escultura ingenua de mis adentros, Aberración de nuestras almas. Noche perfecta en tus simientes, Velada eterna que nunca acaba. Dos cuerpos amándose sobre la cama Y una luna llena pecando en la ventana.
Quizás y algún día el amor te toque, María Dolores, pero mientras eso sucede, que tu amor no se desborde.