A veces pienso que éste no fue el momento adecuado para nacer. En ocasiones desearía dejar de ser, y he llegado a aceptar que mi tiempo de vivir caducó en el momento mismo de mi alumbramiento. Nunca quise ser un despojo, mucho menos ser el estorbo en el camino de muchos y muchas cada mañana al ir a su colegio, universidad o trabajo. No me quejo de mi vida, aunque nunca he negado mi frustración de seguir estando vivo. Haber llegado hasta aquí no me ha resultado fácil, mirar la gente ir y venir me demuestra que mi realidad se retuvo las buenas cosas y se las dio a otros. Bendito el tiempo de mi muerte, porque de la vida me he cansado. Por los siguientes 20 minutos me olvidaré de mis penas y lo estéril de mi presencia en este mundo. Por hoy he llegado a la meta, sólo me resta encontrar ese amado aditivo dorado, amor de mi presente y dueño de mi pasado.
Quizás y algún día el amor te toque, María Dolores, pero mientras eso sucede, que tu amor no se desborde.