Pese a la distancia entre tu cuerpo y el mío, nuestras almas lograron encontrar equilibrio en la bastedad del vacío, mientras tanto, allá fuera el mundo material colapsaba ante sus débiles y subjetivas formas, violento e insensato, pero ingenuo y no malvado como alguna vez lo imaginamos. El ojo humano percibe una determinada cantidad de colores, recibe los estímulos luminosos procedentes del entorno y los transforma en sinfonías de información que viajan a lo más recóndito de nuestros cuerpos nerviosos, mas no logra apreciar de la realidad su máxima y verdadera expresión del todo. Un día logre ver entre sorpresa y admiración tú alma, incandescente, sencillamente hermosa, con un delicado tono rosa, de leves matices con inclinación a lo sublime y con tenues pincelazos de energía y fuego que arde, sin embargo, inalterable e inverosímil… cual si fuese un árbol de cerezos plantado en los jardines de mi cuerpo, que va creciendo y dando frutos conforme a es...
Quizás y algún día el amor te toque, María Dolores, pero mientras eso sucede, que tu amor no se desborde.