La ciudad se encontraba completamente desolada. Durante mi primer día de exploración, avancé de cuadrante en cuadrante buscando algún sobreviviente, pero mi misión fue infructífera. Los domos apenas habían sido abandonados un par de días antes, aunque el aspecto del lugar indicaba todo lo contrario. Las calles y cada uno de los edificios se encontraban vacíos. Los módulos habitacionales habían sido desocupados de forma abrupta y sin ningún tipo de control. Todo parecía delatar la desesperación de quienes alguna vez habitaron esta mega ciudad, y la premura en sus intenciones por abandonarla. Después de más de 18 horas caminando, decidí detenerme en lo que parecía ser un centro de abastecimiento. En su interior, aún quedaban productos frescos y algunas verduras todavía comestibles. Entre equipos de tecnología y otros tipos de artículos, logré identificar una estufa solar portátil y varias celdas fotolumínicas. En su afán por salir del planeta, los dueños del supermercado, ...