Los resultados fueron poco esperanzadores, ya que la media obtenida después
de dicho proceso investigativo arrojo que la proyección existente en cuanto a
la lectura que hace un hondureño promedio es menor a un libro por año, es
decir, que cada mujer u hombre nacido en nuestro territorio no logra finalizar
un tan solo libro durante este periodo de tiempo.
¿Por qué razón es este el tema central de nuestro artículo del día
de hoy?
A través de los años se ha comprobado que el promedio de libros aceptable
que deberían ser leídos por mes equivale a cuatro textos, generando de esta forma
un promedio de 48 libros anualmente, valga la aclaración, dichas cifras son
meramente especulativas ya que el promedio de libros que pueden ser leídos en
un año depende del tipo de lector y literatura que este frecuente y el tiempo
que este dedica a dicha empresa. No obstante, el contexto socio cultural también
es una condicionante que termina dictando las reglas de la lectura en un país
como el nuestro.
Es difícil establecer parámetros de dicha naturaleza en países donde
no existe un biblioteca pública por cada 1,000 habitantes, mucho menos se puede
establecer una media acertada cuando casi el 50% de las personas en edad
laborable no finalizaron su nivel primario de educación básica y en la
actualidad existen ciudades que no poseen una tan sola librería que al menos
facilite la adquisición de material literario.
¿Es acaso culpa o responsabilidad del no lector su situación y en
que afecta esto al progreso individual y social de un país?
Sin lugar a dudas que la pasión por leer y el habito de la lectura
son dos cosas muy diferentes que condicionan la respuesta a la pregunta anterior,
ya que un lector empedernido no busca la adquisición física del texto, sino su aprensión
abstracta, y dicha acción se produce cuando el lector o lectora encuentran el
deleite en la lectura de la obra y no en la retención material de la misma, por
lo tanto este siempre encontrara las formas posibles de obtener su materia
prima intelectual y no dependerá de las causas antes mencionadas, entre las que
figuran la poca y cara accesibilidad a un libro en nuestro país y la falta de
políticas estatales que promuevan la generación de dicha cultura de la lectura.
Generando de esta forma un débil aprovechamiento mental y de
raciocinio de las masas cerebrales en nuestro pueblo, cultivando así la cultura de la
ignorancia involuntaria y fomentando el conformismo en los que por una u otra razón
no pueden desarrollarse en el mundo de la lectura.
Este pequeño artículo es solo la introducción a un tema mucho más
amplio en cuanto a la discusión y esperamos desde este espacio generar el
debate a partir de nuestra valoración personal.
Bastante cierto siga asi profe.
ResponderEliminarUn mercado editorial cautivo, precios de libros por los cielos, un sector educativo pésimo en el nivel primario y secundario, un gobierno y una burguesía con nulo interés por la cultura, y así puedo seguir dando razones; obvio, Honduras nunca iba a ser un país de lectores por todo eso.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con usted Manuel, el asunto aquí es ¿Cómo solucionamos desde nuestros espacios dichos problemas? ya que un país que no lee y no estudia es un país ignorante y limitado en todo sentido. A usted Manuel y Oscar ¡Gracias! por leer y opinar sobre el artículo aquí presentado.
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