Capítulo II Joaquín Octubre, mes en el que la lluvia cae y las flores ya no salen a bailar, Andrés Fernández, capataz de la Milagrosa, hacienda propiedad de los Iturralde y de la Trinidad anunciaba que su esposa, Isidora Altamira, estaba lista pa ra dar a luz a aquella criatura anhelada y esperada por ambos. No obstante, dicha bendición traería consigo la cobra y paga de Dios por traer al mundo a esta nueva ilusión, segando la vida a la mujer de aquel humilde obrero y trayendo consigo la de Joaquín, odiado desde entonces, por el significado de su tan infortunada presencia entre el resto de los inmutados mortales que presenciaron su primera y accidentada respiración. Durante sus primeros meses, el pequeño Quincho Fernández sobrevivió gracias a la leche que lograba obtener de las cabras preñadas que mes a mes se turnaban para alimentarlo en la hacienda. Sus características, propias de todo mestizo lo hacían confundir con un niño de alta alcurnia, ya que desde la vestimenta hasta l
Quizás y algún día el amor te toque, María Dolores, pero mientras eso sucede, que tu amor no se desborde.