Me iré un día cuando a nadie le haga falta.
Cuando los higos den su fruto
y los inviernos sean justos.
Me
marcharé una mañana
cuando ya
no me necesites
un día
entre abril y junio
para no
volver ya nunca
borrándome
de tu presente
y
así también de tu futuro.
Saldré
andando de tu mundo
a paso
lento, pero seguro...
con la
mirada en el horizonte
recordando
amores donde no los hubo.
Comentarios
Publicar un comentario