Cada mañana rumbo a la escuela él te ve y no sé qué mira… las preguntas redundan en mi cabeza y surge cual necesidad de niño por entender y diferenciar las alegrías de las tristezas, mi duda ante su carencia de respuestas mezcladas con su inocencia.
-Hijito, dime tú que endulzas mis días… ¿Qué te atrae de esa máquina de la esquina?
-¿Cuál maquina papito?
-¡Ésa! –La que ves con tan desbordante alegría y en ocasiones demencia-
-¡No es una máquina! - contestó con extraña cara y desaprobación a mi respuesta, y haciéndome bajar a modo de contarme un secreto me dijo con total franqueza:
-No es una máquina papito, es una caja de sorpresas… por una monedita te regala algo rico y te promete reponer esa pérdida para ofrecerte algo nuevamente en la próxima vez que la veas-
-¡Oh!- -Vaya que tienes razón mi niño, ve y pregúntale a nuestra cajita de sorpresas cuántas alegrías nos daría por estas cuantas monedas-
Sin lugar a dudas la mente de un niño no comprende de gastos, ni de cuentas… para ellos todo es alegría, y no revaluación o devaluación de la moneda.
esta masizo es bien interesante... la perspectiva del niño y del adulto en algunas cosas
ResponderEliminarMuy bien estructurado, te imaginas toda la escena al leerlo :) eso es bueno. Sólo falta revisar la ortografía.
ResponderEliminarJeje... así son los niño n_n.
ResponderEliminarExcelente fanfics.